Dios confiesa la victoria de la vida salvando a Jonás y por la victoria de Jesús sobre la muerte. Dios denuncia la violencia de los poderosos en Nínive y Jerusalén. Dios muestra su compasión con las y los víctimas. Con hechos y palabras. La Biblia no deja espacio para otra interpretación.
Pero sin obligarnos o sin manipular el mundo como un gran video-juego en tiempo real. No: somos libres – igual para hacer lo malo. Para dañar a nosotras mismas o a otros. Podemos huir, podemos rechazar el trago amargo, podemos seguir destruyendo. Pero pascua es el símbolo, el llamado y la confesión de la victoria de la vida.
La cruz se transforma hoy de un símbolo de la muerte hacia un símbolo de la esperanza. No nos enfocamos más en lo malo, sino en el don de la vida. Así empieza la vuelta para salir con la cabeza primero del pez. Así damos testimonio de la resurrección en nuestras palabras y en nuestros hechos. Así vivimos la pascua.
¡Lo hemos hecho! En un lindo culto con much@s herman@s, con cantos alegres y el nuevo cídrio de la resurrección. Gracias a Dios. Aleluya.