Fue muy agradable reunirse no sólo para el culto, sino también para un asado en el jardín después. Tuvimos que prescindir de esta forma de convivencia durante más de dos años y medio a causa de la pandemia, por lo que fue una alegría aún mayor poder celebrar junt@s de nuevo.
Además de la primera vela de la corona de Adviento y la estrella que señala el camino a Belén, las hermosas flores y el canto de los viejos villancicos brillaron en la iglesia. En su sermón, el pastor Johannes invitó a los presentes a ser más como los “burros” según los textos bíblicos del domingo. Es decir, como los animales, llevar a Jesús al mundo y dar testimonio del amor de Dios.
En el jardín, las ensaladas, el asado y el postre estaban deliciosos. Pero lo mejor fue la alegre compania. Qué buen comienzo de Adviento.